…..Nunca tuvo luz eléctrica ni agua corriente, pero se alumbraba con un quinqué de petróleo y le quedaba muy cerca una fuente para beber, para lavarse y para limpiar la ropa de vez en cuando. Aunque los pantalones, al menos por fuera, se lavaban solos: bastaba con caminar entre los helechos empapados de humedad. Y los helechos cumplían otra función higiénica, fácil de adivinar: “No hay cuarto de baño más limpio que el monte”. Además de los pantalones de mahón, vestía con camisa, abarcas, medias de lana y una txapela casi orgánica. Así bajó siempre al mercado de Tolosa, desde Zelatun o desde Eldua, incluso cuando esa vestimenta ya sólo se empleaba para disfrazarse en fiestas o para cantar en coros, y a él lo miraban como al último mohicano.,,,,,
Llevo ya varios días o semanas sin escribir en el Blog, Tal vez desmotivación, tal vez pereza… tal vez falta de «sueños», pero hoy he leido este articulo y me ha dado pena, Debía, sentía hacer eco de la noticia sin contaminar el manuscrito de su autor.
Se feliz en el cielo Saturnino, porque seguro que allí lo seras como lo has vivido aqui..
Lamento la perdida…
Respecto a tu desmotivación, no se si plantearme acollejarte, o regalarte un sueño… Si te interesa esto ultimo, ya sabes donde estoy….
😀
Un abrazo.
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No lo conocía…curiosa manera de vivir… mira que por aquí se mantienen bastante las tradiciones…Me ha hecho gracia el lavado de pantalones con los helechos….ayyyy pero si suelen estar llenos de garrapatas!! Lavado y transporte «garrapatil»
Besicos a los dos
Noe
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Te permito la colleja Jofe, creo que la necesito (jajajaajaj)…. Noe, creo que las cosas simples de la vida, como ese lavado de pantalón hacen a las personas interesantes, no?…… Un abrazo para los dos ¡¡¡
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