Correr junto al rio Uruguay persiguiendo el sol, intentando alcanzarlo para que la noche nunca te toque, ni tan siquiera te susurre es una batalla, pese a saber que siempre seré derrotado, que posiblemente sea de los mayores placeres de la vida.
Las subidas y bajadas en los acantilados, pequeños acantilados rodeados de frondosos bosque se pinos y eucaiptus hacen que por momento la luna te toca, que el sol se excluye, que has perdido pese a los sprint de tus piernas… pero el placer es infinito.
Trail de los que recordare y contaré a mis sobrinos como cual batalla de Alejandro Magno.