5×5 Alpes…..

Que frio.-

La sensación de frio se une a la incomodidad de este banco, fruto de un diseño antibandalico o como dice mi compañera de aventuras definido como anti vagabundos…. No lo entiendo, porque hacen tipos de diseño como éste?, …porque anti vagabundos?, acaso no tienen derecho a sentarse, acomodarse, echarse cómodamente en un lugar donde descansar. No tienen suficiente con llevar una vida algo incomoda o quizás es una manera de ignorar un problema.

Este aeropuerto Malagueño es frio, muy frio, pese a que afuera hace cerca de 28 grados. Tengo que salir y tumbarme en un muro de hormigón a espera de que mi avión salga para Viena en unas cuantas horas. Allí en Viena, en Austria comenzara la primera etapa de un sueño que llevo bastante tiempo imaginando pero cuya etapa Europea no debería haber llegado hasta ahora. Los Alpes debería haber aparecido en última instancia, primero estaba los Andes, pero las circunstancias son las circunstancias, o el destino es el que es.

Los Alpes es un epilogo de lo que me esperara en los próximos viajes, o al menos eso quiero pensar.  A ello, se une tan sólo dos elementos de aventuras de los que no hubiera contando jamás… el primero, que tan sólo sé de donde salgo, Viena y ha donde voy, Chamonix. Mil y pico de kilómetros que siguen o intenta seguir paralelamente a una línea discontinua que he trazado en un par de mapas que hacía tiempo tenía en casa para imaginar en mis noches donde el televisor, como casi siempre descansa. El segundo, algo impensable en mí… un acompañante, o mejor dicho, una acompañante. No pensé nunca en dedicar un viaje a otra cosa que no fuera hacer aquello a lo que estaba previsto, pero algo me dijo en su momento que una invitación puede ser fruto de un aliciente más. Porque no dedicar dos elementos a un mismo concepto?.  Descubrir una ruta y a una persona al mismo tiempo.

Llego a Viena dormido, somnoliento y aturdido por un avión que parece un vuelo de guardería y padres desquiciados, niños por todos lados saltando, gritando, riendo, llorando… y yo sin dormir en ese Airport Malagueño. Allí, en el aeropuerto de destino, en Viena, veo una caja de cartón de esas como la que yo embarqué hacia pocas horas, pero no es la misma, esta parece mas delgada. A su lado, Inés, una triatleta de larga distancia que tan solo pensarlo me cansaba físicamente cual sería el ritmo que impondría en cada pedalada, aunque yo tenía claro cuál era el mío… disfrutar de todo.  Sentada, esperando a mi persona o a su imaginación,… porque para ella las circunstancias eran exactamente iguales a la mía. Nos vemos, nos saludamos y hablamos. Esperamos unos instantes a que salga mi bicicleta por esa cinta transportadora sin fin y mi equipaje de alforjas envueltos en cartón, latiendo de ansiedad por empezar a rodar. Campanilla, mi bici de viajes está impaciente y se deja ver por uno de los huecos de la caja.

Montamos nuestras bicicletas allí mismo, a un lado. Tuercas y tornillos, llaves allen, pedales, cadenas, manillares fuera de lugar, en ese aeropuerto y los kilómetros acto seguido empiezan a contar desde cero en mi Cateye que aun no se utilizar….

El viaje sobre rueda.

Han sido bastantes kilómetros, no los deseados porque me hubiera gustado que Chamonix, France, fuera tan sólo un punto de paso para llegar a la Patagonia…jejejje, pero el tiempo es el que es, o tal vez lo retomaré desde allí.

Austria es un país que me ha encantado, me ha adsorvido, su acento alemán, no es como el genuino, allí parece un poco más calmado y menos robusto. Las personas parecen más amables, bueno… son más amables. Austria es calma y orden y buen estar.

Es sábado y lo primero que hacemos es buscar un par de botellas pequeñas de gas para nuestra cocina, pero parece que no, que cerca de nuestra residencia del primer día no existe nada similar. Recogemos todos del lugar de nuestra primera noche extranjera y nos internamos en la ciudad tras algún minuto de mecánica de puesta a punto, bajo unas leves gotas de agua…. y es que esto no es Huelva con sus 36º.

Estamos en el corazón de Viena, pasamos fugazmente por ella por carriles para las dos ruedas o alguna calle transitada por el humo, localizando nuestro fuel pero intentando ver toda esa arquitectura que profesionalmente a Inés y a mí nos une y que barrocamente no te deja escapar. Seguimos rodando, y rodando y parece que Viena nunca se acaba, bromeamos con ello, pero es como una ciudad sin fin y queremos salir de allí.

Hemos cogido una ruta que sale desde Viena hacia el Oeste sin bajar, perpendicular a los meridianos que dividen a este mundo en gajos de naranja por ser la que nos haga de adopción a pedalear con el exceso de equipaje que llevamos. Son dos días sin apenas desniveles y donde rodar es fácil. Los kilómetros se suceden viendo paisajes llanos, verdes y lomas hojaladas. Los lugares para montar nuestro hotel Vaude no tienen complicación y siempre hay un río al lado donde poder asearnos, lavar nuestros enseres o simplemente chapotear un poco, y donde algun peral crece y nuestra mano, con mirada cruzada hacia su dueño coge su fruto para llevarselo rapidamente a la boca.

Rodamos y rodamos, y poco a poco la geometría del terreno va cambiando sin apenas notarlos. Vamos notando al final de cada jornada un poco de cansancio, pero nada que nos haga tambalear. Hacemos algún trayecto por carretera principal donde algún conductor nos presiona con su claxon, … yo pensaba que eran más respetuoso con los ciclistas, y quiero seguir pensándolo… no somos tan malos en España. Tenga usted consideración, por favor? Creía, pensaba, imaginaba que aqui los vagabundos de dos ruedas no molestaban… y es que al final no somos tan Europeos como imaginamos.

Algún tramo de carril y trialera por despiste se nos incorpora a nuestra ruta, pero suelen ser los más bonitos porque los paisajes te sorprenden. Te sientas un momento en un banco de madera que tiene colocado un letrero, una placa de trofeo, y que según los conocimientos de Inés es conmemorativa en honor de alguien que paso allí sus horas observando el mismo paisaje, el mismo olor, el mismo sueño que nosotros sentimos en esos instantes,… una conmemoración a quien dedicó una vida a verla con otros ojos. Sentados con la excusa de repostar combustible para tu cuerpo, para nuestro cuerpo, pero en el fondo lo que queremos es ver ese verde entre montañas que por lo menos en mi Andalucía no prevalece y cuando lo hace no tiene nada que envidiar, para que negarlo.

Las bicis se comportan. La de Inés, una BH de montaña prestada por un inconsciente amigo suyo con alguna modificación sale airosa de momento de todas las circunstancias. La mía Campanilla, me agradece su estancia allí, pero tal vez deba recortar su eslora porque me hace sentir un pequeño dolor en la unión trasera del dorsal con el hombro (no sé cómo se llama) pero que me pincha de vez en cuando, aunque me sirve de prologo para decirle a Inés que baje el ritmo pues avanza siempre por delante de mí (…esta Ironman ¿???).

Nuestro levantar tempranero, casi siempre a las 7 de la mañana nos indica la rutina inexplorada continua. Abrir los ojos, desperezarnos, desayunar esos Muesly con fruta prestada que a regañadientes a Inés no le gusta pero los acepta, …nuestro café instantáneo, algún trozo de pan con algo… Recogemos la tienda, nos aseamos, montamos las alforjas en nuestras parrillas y nos ponemos en marcha con la idea inexplicable de que… porque a la hora que nos levantemos, sea las 6, las 7, las 8 siempre empezamos a pedalear a las 9.30?…. quizás porque así lo quiere nuestro viaje.

Nos vamos acercando a Italia. Ya empezamos a subir algún puerto predecesor de los que nos vendrán. Alguna buena ciudadana, en un alemán risueño nos indica nuestras direcciones y nos quiere invitar a comer, pero claro…solo comen carne y yo no, así que seguimos adelante, aunque Inés, proteica por naturaleza me mira con resignación.

Parque nacional Suiza

Miramos una vez más el mapa dentro de la tienda. Mañana nos espera un día un poco duro. El paso de Austria a Italia por un sendero empedrado donde pedalear es imposible para nosotros y para algún ActionManMontanbiker que quiere hacer la Transalpina. Hay que empujar la bici, 50 y tantos kg de vida en la mia, otros tantos muchos en la del amigo de Inés, levantarla en peso para sortear algún obstáculo, muchos obstaculos que me hacen salir un aliento profundo cuando lo paso y coger aire, aire limpio, pero para mí me merece la pena porque se une en ese momento mi pasión por la montaña con el concepto de viajar en Bici. Tal vez Inés, mas Bttera que yo le enseñe los dientes a esa ruta, pero a mí me gusta, a mi me motiva ese esfuerzo.

Llegamos a la señal de Italia, a la señal fronteriza que limita estratos, …. Ya estamos aquí y entramos en una nueva cultura marcada con mucha diferencia por lo latino. Nos hacemos la foto fronteriza de rigor y visitamos su refugio de altura lugar de paso de senderistas y Btteros,… bajamos hasta nuestro próximo punto de acampada, esta vez escojemos un camping para que nos demos un respiro más tranquilo, … primera parte cumplida, primer paso fronterizo cruzado, primer cambio de pais.

Pero ahora empiezan los grandes puertos o pasos, los que esperábamos, los que nos miramos cómplices el uno del otro y sin gestear decimos: ahora sí empieza lo bueno (bueno yo menos).

Italia, y Suiza…. Puertos, pasos, subidas, bajadas interminables, esfuerzos de pedaladas arrastrando kilos y kilos, concentrados en que nada se escape a nuestra efectividad y disfrutando, disfrutando como nadie.

Puertos… eso es lo que nos planteamos cada atardecer nocturno antes de dormir. Uno por día de mil o algo mas, comenzarlo a primera hora de cada mañana porque más tarde nos haría estragos como ya lo hizo alguno anterior.

Kilómetros… devoramos kilómetros de asfalto, de lineas discontinuas, de paisajes adyacentes denivelados, aunque según Inés yo devoro también tartas de manzana en cada subida de paso, de hecho creo que los bares, las ventas como nosotros las llamamos en España situadas en cada alto de paso se avisan unas a otras y cuando me ven llegar me la tienen lista. Cuando las veo, las tartas, me entra la flojera de la emoción del desgaste y no se por dónde empezar a comer, incluso en alguna me puse nervioso…que buenas.

   Suiza es el reino de la sociabilidad, de lo correcto de lo estructurado y de lo caro, de lo muy caro. Todo es caro en suiza. El presupuesto de un día de Austria o Italia se quintuplica en Suiza.

Allí no está permitido acampar, aunque a escondidas nosotros lo hicimos en la línea de su parque nacional, mejor hotel no ha existido. Una cascada de agua, de esas que añoramos en las pelis nos hace de ducha. Fria pero bonita, helada pero saludable,..emocionante. Suiza es bonita, muy bonita…posiblemente la parte más agradable montañera por la que he pedaleado y tras cada curva, cada remonte de altura, cada paso elevado hay una cumbre que te sorprende y me hace caer la baba. Quiero estar allí arriba, subir esa montaña, escalar esa pared…. Algún día, si estoy más fuerte me llevare en mis viajes mis pies de gatos y en cada piedra de bloque donde veía a compañeros escaladores haciendo bordillos me uniré a ellos y disfrutaré con mis piedra, engarrotando mis brazos al granito.

Lagos,… lagos de ensueños para no quererte ir, para pasar algunos días dentro de sus valles y decirte a ti mismo: este es un buen sitio para pasar unas vacaciones o una vida. Puedes nadar interminablemente en ellos, y a su alrededor hacer cosas cotidianas para mi, escalar, biciclear, correr,… hacer el tonto…. Todo es bonito en Suiza, hasta el mosqueo de perder mi Gore-Tex de bastantes euros en su tren. Que lo disfrute como yo quien lo encontró.

Hemos llegado a Chamonix teniendo que acortar un día de pedaleo. El tiempo nos apremiaba en Bérgamo para coger el avión de vuelta que tanto estrés nos generó. En Chamonix llegamos a tiempo para ver a Runner de la UTMB. Una carrera de alta montña internacional que recorre todo el valle….., el ambiente es montañero, escalador, sano… como Tarifa es al Mar, al Kitesurf, al Wind…Chamonix es a la montaña.

   Tenemos suerte, el día que no pedaleamos y decidimos coger el tren para este Pueblo es el día que llueve a mares. Una noche tormentosa y nevera de cumbres medianeras. Pero este viaje tiene un acompañante traslucido, la suerte del tiempo.

…. Ya estoy en Sevilla, de vuelta. Mi padre me recoge y en el trayecto me acuerdo de todo. No quiero olvidar nada…. Inés, compañera de aventuras y de mis primeros Mil Kilómetros de mi proyecto. De paisajes increíbles. De personas que te traen fruta cuando estas acampado. De tartas de manzanas, de carriles entre árboles frutales, de puertos de montañas…. de risas, muchas risas y buenas caras. De túneles de infarto donde las series a corazón son notables…… de pensamientos solitarios cuando pedaleas como dice Alvaro Neil “ …cuando pedaleas a la velocidad de las Mariposas”.

Datos.-

Nº personas:        2.  Yo (nómada aventurero), Inés (Iromanera)

Bicis:                      Scott Sportec modificada (Campanilla), BH Montaña (sin bautizar-prestada)

Km:                        1.134 en total. Media de 87 km diarios.

Desnivel:               17.618 m positivos.

Paises:                   Austria, Italia, Suiza.

Hospedaje:           Tienda Vaude Taurus II.

Presupuesto:        600 euros por personas mas o menos con vuelos y algún capricho.

Dias:                      13 de pedaleo. 4 para viajes y desplazamientos. 0 para relax.

Lo mejor:               La compañía y las montañas.

Lo peor:                                Perder mi Gore-Tex. La sensación de humillación en Italia por despreciarme una persona cuando quise preguntarle una dirección.

Cocina:                  Primus Multifuel. (solo utilizamos gas).

Incids mec             Ajustes de cambios y desviadores. Ajustes de radios.

Otras Incids           En un puerto no había tarta de manzana. Me caí por hacer el tonto y una pájara portual.

 

Anuncio publicitario